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Salud cardiovascular:
El licopeno en los tomates y los ácidos grasos monoinsaturados del aceite de oliva pueden ayudar a reducir el colesterol LDL (malo) y aumentar el colesterol HDL (bueno), protegiendo así el corazón.
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Antioxidantes:
Tanto el tomate como el aceite de oliva son ricos en antioxidantes, que combaten los radicales libres en el cuerpo y protegen contra el daño celular, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas.
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Absorción de nutrientes:
El aceite de oliva ayuda a absorber mejor las vitaminas liposolubles presentes en los tomates, como la vitamina A, D, E y K, potenciando sus beneficios nutricionales.
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Salud de la piel:
El licopeno, especialmente cuando se consume con aceite de oliva, puede ayudar a proteger la piel contra el daño solar y a mejorar su apariencia.
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Potencial anticancerígeno:
El licopeno se ha asociado con la reducción del riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el de próstata y el de pulmón, según algunos estudios.
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Mejora de la digestión:
Los tomates son una buena fuente de fibra, que puede ayudar a la digestión y prevenir el estreñimiento, y el aceite de oliva puede ayudar a lubricar el tracto digestivo.
- Se recomienda consumir tomates asados con aceite de oliva regularmente como parte de una dieta equilibrada, especialmente la dieta mediterránea.
- La combinación de tomates y aceite de oliva es una excelente opción para realzar el sabor de los tomates y aprovechar al máximo sus beneficios nutricionales.
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